Guillermo Batán – Un pintor de admirable talento

historias-de-vida* Aunque nacido en Buenos Aires, vivió varios años en esta ciudad, donde actualmente reside parte de su familia.
* Desde hace más de medio siglo viene desarrollando una obra pictórica de elevado valor artístico.
* Sus obras son de tal nivel que demuestran un excepcional madurez artística.
* Gran pintor, un artista por excelencia, de cualidades sobresalientes, originales y personales

En estos días, se encuentra expuesta en el salón de la Biblioteca Popular «José Ingenieros» de la ciudad, parte de la obra pictórica del artista plástico Guillermo Batán. Aunque radicado en la ciudad de Mar del Plata, sigue siendo un nuevejuliense por adopción, pues vivió durante varios años en esta ciudad, donde actualmente residen sus hijos y nietos.
Pintor inclinado hacia el realismo, en el colorido, en los temas y en la composición de sus obras, demuestra sus cualidades artísticas y su talento. Recorrer la exposición brindada por Batán constituye una gratísima experiencia, sobre todo si se tiene en cuenta que, en la misma es factible hallar mucho de la esencia misma de su autor.
Nacido en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Flores, el 27 de julio de 1936, en el hogar formado por Guillermo Batán y Ana Parisi. Cuando aún era niño, sus padres se radicaron en Ciudadela. Curiosamente, su domicilio estaba ubicado en la calle 9 de Julio.
Sus primeros estudios los cursó en Ciudadela y los secundarios en Ramos Mejía. Su primer trabajo lo desempeñó, durante cuatro años, en una compañía importadora de materiales de ferretería.
Merced a las gestiones realizadas por un tío suyo, Guillermo, ingresó en la casa central del City Bank, donde permaneció poco más de dos años hasta establecerse en 9 de Julio.

UNA CIUDAD, UN DESTINO

Un compañero de trabajo, en el City Bank tenía familiares en 9 de Julio. En cierta oportunidad lo invitó a viajar a la ciudad para tener un día de caza y, aquí, conoció a su primera esposa, Mirta Eves Ferrario.
Un tío de su primera esposa, el recordado industrial e inventor Felipe Meléndez, le propuso instalar una pinturería, con anexo de venta de maquinaria, en 9 de Julio, junto a otro socio de la ciudad de Junín.
«Nuestro socio de Junín -recuerda Guillermo- era de lo más curioso. Atendía al público vestido con sombrero y sobretodo. Acostumbrado a vender clavos y tornillos en una ferretería que tenía en Junín, suponía que las máquinas herramientas, tales como un torno o una amoladora, se podían vender del mismo modo. El no veía el negocio de financiarlas, para que los clientes puedan adquirirlas».
Más tarde, trabajó en la fábrica de matafuegos del padre de su primera esposa y en las cosechas en la zona rural.

EN EL BANCO DE LA NACION

Guillermo Batán había rendido examen de ingreso para el City Bank, habiendo tenido muy buenas calificaciones. Ello le permitió ingresar en el Banco de la Nación Argentina. El primer nombramiento fue para la sucursal de la localidad de Facundo Quiroga hasta que obtuvo el traslado a 9 de Julio.
Guillermo se encontraba en la sucursal local cuando, en 1971, se produjo el incendio del Banco. Con motivo de encontrarse en construcción el edificio de la esquina de La Rioja y Vedia, las instalaciones bancarias fueron ubicadas en el antiguo salón que había pertenecido a la Tienda «Blanco y Negro», en la esquina de Bartolomé Mitre y Libertad.
«Era un edificio muy antiguo -comenta Guillermo-. Había un mostrador larguísimo que abarcaba todo el salón. Desde Buenos Aires, vinieron para armar el Banco, provisoriamente, en ese lugar. Para ello usaron chapadur y maderas, dispusieron las distintas secciones. Dividiendo el archivo con maderas, colocaron el otro lado dos calefactores a querosene, con un tanque de combustible de casi doscientos litros».
«Cierto día -prosigue-, la chimenea se movió y detecté un principio de incendio. Enseguida le informé al gerente y le dije que, si no se colocaba una plancha de amianto, no iba a tardar incendiarse. El gerente decidió pedir tres presupuestos, pero, en realidad, no alcanzó al segundo, porque se produjo el incendio que destruyó todo. Se desprendió la chimenea, comenzando a consumir los papeles del archivo, que eran sumamente combustibles».
Hasta la inauguración del nuevo edificio de la sucursal, luego del incendio, debían ocupar la sede del Club «San Martín». Guillermo, junto a sus compañeros, debió trabajar intensamente para volver a poner nuevamente en funcionamiento a la sucursal.
«Recuerdo -refiere- que tuve que viajar a la ciudad de Mercedes para rehacer la cartera de clientes morosos. En el caso de las cuentas corrientes nos confiábamos en los clientes, obteniendo información con la misma chequera, con las anotaciones registradas en los talones. Fue una gran tarea rehacer la sucursal después del incendio».
En octubre de 1987 se radica junto a su actual esposa, Mirta Edith Mellado, en la ciudad de Mar del Plata. A ella la había conocido en el Banco en 1979, cuando Mirta había ingresado a la sucursal local.
Ambos obtuvieron sus respectivos traslados y, en la actualidad, se encuentran retirados como bancarios.

LA PINTURA. UN GRAN TALENTO

Siendo niño, Guillermo, vio a otro joven que se encontraba dibujando. Así, se animó a comenzar a dibujar.
Un hermano de su madre, que vivía a unas diez cuadras de su casa en Buenos Aires, era sastre y en su tiempo libre libres se dedicaba a la pintura. Guillermo prefería pasar largas horas viendo a su tío pintar.
Si bien, al principio, había tenido inclinación para emprender la carrera de Bellas Artes, prefirió seguir el imperativo paterno y cursar estudios comerciales. No obstante ello, Guillermo, abrazó con gran pasión y talento el arte de la pintura.
«Cuando se incendió el Banco -explica-, estando en 9 de Julio, me interesó dedicarme a hacer caricaturas algunos personajes que iban al lugar. En esa época, para rehacer todo, teníamos que trabajar hasta altas horas de la noche y, en las horas de descanso, hacía algunas caricaturas»
Entre las caricaturas de aquella época, que aún conserva, se encuentran las de Antonio Rodríguez, el «Muñeco» Esterlich, Forte, Eleodoro Monío, el «Conde» Lechere, y muchos otros.
En Mar del Plata, concurrió a la Escuela de Artes Visuales «Martín A. Malharro», como también a los talleres de los artistas plásticos marplatenses Elizabeth Eichhorn y Rubén Muñoz Abril.
El óleo es la técnica pictórica que preside utilizar para sus obras, valiéndose de espátula o pincel, o combinando ambos. También ha realizado obras en acuarela, aguadas, lápiz de grafito y con tinta a pluma.

EXPOSICIONES Y RECONOCIMIENTOS

Una amiga suya, escultora, lo exhortó a exhibir sus obras. Así pues, entre las exposiciones que ha efectuado se cuentan: en 2003 y 2004, la realizada en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, filial Mar del Plata; en 2006, en  Obras Sanitarias de Mar del Plata; en 2011, en Arteclásica, en Costa Salguero, Buenos Aires; en 2012, en el Museo del Hombre del Puerto “Cleto Ciocchini” de Mar del Plata, en el Salón Diario Clarín de la misma ciudad y en  Expoarte (en el Palacio San Miguel de la ciudad de Buenos Aires. En este año, 2014, ha expuesto en  la octava presentación de “Arte Laguna Prize” de Venezia y en la Biblioteca «José Ingenieros» de la ciudad de 9 de Julio.
Cabe destacar que, Guillermo, tambien resultó Semifinalista en la séptima presentación, en el concurso de “Arte Laguna Prize”, de Venezia, por una estadía de un mes en Beijing, China.
En el mismo sentido, este año resultó seleccionado con dos obras para formar parte del libro «Por los senderos de Arte Argentino”, editado con texto bilingüe por “Ediciones Institucionales”, una obra de cuidada impresión que reúne los trabajos de varios pintores argentinos contemporáneos. En esta ocasión, fue publicada una pintura que representa un barco velero en alta mar y una antigua casona, respectivamente.
Daniel Pérez, al referirse a Guillermo Batán, en un texto publicado en  «Por los senderos de Arte Argentino”, traza una interesante descripción acerca del artista, a partir de estas dos obras publicadas. En efecto, afirma que, en sus cuadros, « revela una sensibilidad que no puede dejar de asociarse al sentimiento romántico».
«Lejos -añade Pérez- de referir un cierto desinterés por la humanidad, la desolación que recorre ambas escenas opera como un emocionado y silencioso homenaje a los ecos de las vidas anónimas de quienes lucharon, reunieron y sufrieron bajo los techos y las galerías de la vieja casona, y a la ardua tarea de los marinos, siempre enfrentados a la soledad y la furia del mar. Romántico sin cura, Guillermo Batán, crea su pintura bajo la sospecha de que las cosas que nos rodean no son emocionalmente neutras como Rimbaud cuando exaltaba su ‘paletó también convertir un ideal`. La poética mirada de Batán descubre, en el velero y en la vieja casona, el mudo testimonio de innumerables voces y pasos ya perdidos, que con el paso del tiempo adquieren una pátina de entrañable romanticismo y se convierten en cálidas elegías».
En los antiguos edificios, casonas, almacenes de ramos generales, así como  en el mar, en los barcos y en las mareas, Guillermo, encuentra focos de inspiración. También ha encontrado temáticas de interés en viajes realizados a diferentes lugares.

SU FAMILIA

De su primer matrimonio con Mirta Ferrario, nacieron dos hijos: Pablo Batán, destacado luthier y Erica, profesora de música. De parte de Pablo tiene dos nietos, Melina y Martín.
Erica le ha dado otros dos nietos, Nina y Salvador, mellizos.
En la actualidad y, desde 1987, Guillermo comparte su vida con su esposa Mirta Edith Mellado, con quien se complementa admirablemente.

PALABRAS FINALES

Un cuadro o cualquier objeto artístico es una «obra abierta», no es sólo una expresión del pintor sino que se completa, se cierra con la mirada y las sensaciones que provoca en el que lo contempla. Ciertamente, ante cada uno de los cuadros de Guillermo Batán; el espectador siente, en su percepción personal, que allí está impreso la nobleza, la valoración estética siempre cuidada y la inspiración siempre latente del pintor.
La sintaxis de su paleta da una variedad de asociaciones de color con un resultado que, en cada una de las obras, es sobresaliente. El predominio de algunos  tonos respecto de otros, según el momento del día que se ha querido representar en la escena, ofrecen una unidad de color que permite imaginar las exposiciones al momento de ser capturadas por el ojo del pintor.
La obra de Batán conduce al espectador a una operación de concentración simple, inmediata y sin tropiezos, conectándolo con lugares o personajes, con un tiempo que parece detenerse en la quietud del óleo y en marco de silencio que ofrece, en este caso, el salón donde se expone.
Aún en las escenas de tempestad plasmadas en sus cuadro, allí donde un navío es sacudido por el mar, la obra no pierde el sentido de lo estable, lo permanente, lo sereno. Sus paisajes inducen a una especie de apropiación simbólica y consciente de la tierra, del espacio, de lo nuestro.
Quien escribe estas líneas puede dar testimonio de ello. Frente a una de sus obras, realizada en tinta y con plumín, recreando  un portal en medio de un contexto urbano casi medieval, ha podido descubrir un poco más del artista que antes había entrevistado, permitiéndole valorar su obra y su estética. Allí, en ese cuadro, en la belleza de esos trazos tan inspiradores, sobresale una invitación al recogimiento, a la calma… Es, sin dudas, la misma calma que Guillermo transmite al interlocutor al dialogar y con la cual se dispone, día a día, en su atelier, a pintar, a crear.
Guillermo Batán es un gran pintor, un artista por excelencia, de cualidades sobresalientes, originales y personales. Dos dimensiones parecen integrarse en su obra, porque primero se han integrado en su vida: por una parte, solidez, equilibrio y fuerza constructiva; y por otra, pureza, singularidad y originalidad.

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